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lunes, 4 de noviembre de 2013

Comida liofilizada casera

Bueno, no es exactamente liofilizada, sino deshidratada, pero es que si no, no os enganchaba con el título... Smile

La
deshidratación es un método de conservación muy antiguo, muy fácil de 
llevar a cabo con métodos caseros. A escala casera podemos deshidratar 
cosas al sol, en aquellos sitios donde pegue fuerte, que en España nos 
sobra, colgadas o en bandejas, o en un secadero si pensamos que vale la 
pena fabricarlo; al horno solo tardaremos unas cinco horas, a fuego muy 
bajo, unos 50-70 grados, en una bandeja, no rejilla, en ocasiones puede 
ser necesario dejar la puerta abierta.

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Antes
de empezar el desecado, algunos vegetales se escaldan o "blanquean" 
primero, echándoles agua hirviendo durante un minuto, y después fría; 
aunque este proceso no es imprescindible. Algunas cosas habrá que 
trocearlas para facilitar el proceso, otras serán suficientemente 
pequeñas. Para reconstituirlas solo hay que meterlas en agua, excepto 
algunos con los que no se puede, como pasas y grosellas. Las cosas 
cambian de color y pueden ponerse "feas", pero es normal (muchos 
productos deshidratados comerciales tienen químicos añadidos para que 
conserven una apariencia más agradable).

¿Qué podemos deshidratar
con estos métodos? Tenemos excelentes resultados con muchos productos, 
de hecho, muchos han pasado a tener la deshidratación como una manera 
popular de prepararlos: pensad en setas, tomates y muchas hierbas 
aromáticas. Casi todas las frutas sirven, normalmente debemos trocearlas
a no ser que sean ya pequeñas: son excelentes manzanas, albaricoques, 
melocotones, uvas, grosellas, ciruelas, higos... Entre las hortalizas: 
guisantes, pimientos, judías, espárragos, maíz dulce, coles, 
calabacines, cebollas, ajos...


Con
estas cosas deshidratadas, podemos llevar en nuestra mochila mucha 
comida que se conserva durante meses, y que es sana, deliciosa y da 
muchas posibilidades para preparar platos muy sabrosos. Unas bolsas zip,
unas pocas setas y cebollas deshidratadas, una cucharada de aceite, un 
pedazo de queso, un vasito de arroz... y con un peso y espacio mínimos 
obtenemos para dos personas un risotto de setas para chuparse los dedos.

Combinemos
lo deshidratado con frutos secos, nuestros españolísimos embutidos, que
son también métodos de conservación (jamón, chorizo y hasta mojama...),
legumbres, pasta, arroz, alguna lata de conserva... y el límite solo es
la propia inventiva.