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jueves, 28 de noviembre de 2013

Tipos de nubes

Definiciones de los diez géneros nubosos, extraídas del Atlas Internacional de Nubes (1956).
1. Estratos; Capa
nubosa generalmente gris, con base bastante uniforme, que puede dar
lugar a llovizna, prismas de hielo o cinarra. Cuando el Sol es visible a
través de la capa, su contorno es claramente discernible. Este género
no da lugar a fenómenos de halo, salvo eventualmente a muy bajas
temperaturas.

2. Nimboestratos; Capa
nubosa gris, frecuentemente sombría, cuyo aspecto resulta borroso por
las precipitaciones más o menos continuas de lluvia o nieve que, en la
mayoría de los casos, alcanzan el suelo. El espesor de esta capa es en
todas sus partes suficiente para para ocultar completamente el Sol. Por
debajo de la capa, existen frecuentemente nubes bajas desgarradas,
soldadas o no con ella.

3. Altoestratos; Manto
o capa nubosa grisácea o azulada, de aspecto estriado, fibroso o
uniforme, que cubre total o parcialmente el cielo, presentando partes
suficientemente delgadas para dejar ver el Sol al menos vagamente, como a
través de un vidrio deslustrado. Este género no presenta fenómenos de
halo.

4. Estratocúmulos; Banco,
manto o capa de nubes grises o blanquecinas, que tienen casi siempre
partes oscuras, compuestos por losas, guijarros, rodillos, etc., de
aspecto no fibroso (excepto virga), soldados o no; la mayor parte de los
elementos pequeños dispuestos con regularidad tienen una anchura
aparente superior a cinco grados.

5. Altocúmulos; Banco,
manto o capa de nubes blancas o grises, o a la vez blancas y grises que
tienen generalmente sombras propias, compuestos por laminillas,
guijarros, rodillos, etc., de aspecto a veces parcialmente fibroso o
difuso, soldados o no; la mayor parte de elementos pequeños dispuestos
con regularidad tienen generalmente una anchura aparente comprendida
entre uno y cinco grados.

6. Cirrocúmulos; Banco,
manto o capa delgada de nubes blancas, sin sombras propias, compuesta
por elementos muy pequeños en forma de gránulos, de ondas, etc.,
soldados o no, y dispuestos más o menos regularmente; la mayoría de los
elementos tienen una anchura aparente inferior a un grado.

7. Cirroestratos; Velo
nuboso transparente y blanquecino, de aspecto fibroso (de cabellos) o
liso, que cubre total o parcialmente el cielo, dando lugar por lo
general a fenómenos de halo.

8. Cirros; Nubes
separadas en forma de filamentos blancos y delicados o de bancos de
formas estrechas, blancos o en su mayor parte. Estas nubes tienen un
aspecto fibroso (de cabellos) o un brillo sedoso, o ambas cosas.

9. Cúmulos; Nubes
separadas, generalmente densas y con contornos bien delimitados, que se
desarrollan verticalmente en forma de redondeces, de cúpulas o de
torres, cuya región superior protuberosa parece frecuentemente una
coliflor. Las partes de estas nubes iluminadas por el Sol, muy
frecuentemente, de un blanco brillante; su base relativamente oscura, es
sensiblemente horizontal. Estas nubes están a veces desgarradas.

10. Cumulonimbos; Nube
densa y potente, con un dimensión vertical considerable, en forma de
montaña o de enormes torres. Una parte al menos de su región superior es
generalmente lisa, fibrosa o estriada, y casi siempre aplastada; esta
parte se extiende frecuentemente en forma de yunque o de amplio penacho.
Por debajo de la base de esta nube, a menudo muy sombría , existen
frecuentemente nubes bajas desgarradas, soldadas o no con ella, y
precipitaciones, a veces bajo forma de virga.






Las
nubes se forman cuando el aire se eleva calentado por la irradiación
terrestre. Cuando se calienta, el aire sube y se eleva hasta su punto de rocío,
momento en el cual el vapor de agua se condensa en pequeñas gotitas de
agua o cristales de hielo. La forma de las nubes varía al igual que su
textura, dependiendo del calor que las impulse, la composición
atmosférica y el viento que las empuje determinando su altura.



Las
gotas de agua que forman las nubes son esféricas y muy pequeñas (entre
0,004 y 0,1mm). Estas gotas se encuentran suspendidas en el aire y
sometidas a corrientes ascendentes y otras fuerzas, de tal forma que se
encuentran en constante movimiento dentro de la nube, chocando unas con
otras y agrupándose entre ellas. Según las condiciones atmosféricas
existentes, se puede producir un aumento de su espesor hasta el punto de
que su peso supere las fuerzas ascendentes y caigan hacia la tierra en
forma de lluvia o precipitación.


Mecanismos de formación 

El
principal método para lograr el proceso de condensación consiste en
enfriar una masa húmeda de aire para conseguir su punto de rocío. Y este
proceso es el que da lugar a la formación de nubes, pues el aire
caliente que se encuentra en las capas bajas se enfría al ascender a
cotas superiores. Al alcanzar la temperatura de punto de rocío ya no
puede retener toda su humedad en forma de vapor, que se condensa
rápidamente.


Las causas que provocan este enfriamiento son diversas:

Una
corriente de aire puede ser forzada a ascender cuando encuentra una
pronunciada elevación de terreno en su camino, ya sea una montaña o una
cordillera. El flujo de aire es perturbado de tal manera que sube a la
altura suficiente para sortear el obstáculo. Al elevarse se enfría y
condensa, dando lugar al nacimiento de nubes, principalmente cúmulos y
altocúmulos, que adoptan muchas veces la forma lenticular, es decir,
como una lente gigantesca.


Una
corriente de aire también puede elevarse cuando dos masas de diferentes
tipos de aire se encuentran, o sea, cuando una masa de aire caliente
tropieza con una "montaña" de aire frío, formando lo que se denomina un
frente, que es el límite que separa una región de aire caliente de una
de aire frío.


Si
esas dos masas se mueven a distintas velocidades, la más cálida se
desliza sobre el frente, ascendiendo a niveles superiores. Por este
procedimiento, algunas veces llegan a alcanzar cotas de miles de metros.
A medida que el aire va elevándose hacia la cima del frente, se van
formando distintos tipos de nubes, siendo más espesas cuanto más cerca
están del suelo y dan lugar a lluvia o nieve en la parte más baja. Este
sistema puede designarse como frontal o ciclónico.


Además
el aire también puede elevarse por sí mismo al calentarse, dando lugar a
las corrientes de convección. Este proceso es muy corriente en los días
calurosos de verano, pues el aire cercano al suelo se calienta
rápidamente a causa del calor desprendido por la tierra y el irradiado
por el Sol, por lo que se vuelve más liviano que el que le rodea y
asciende. Esto da lugar especialmente a cúmulos, pero cuando las
corrientes de convección son fuertes o penetrantes, se forman los
cumulonimbos o nubes de tormenta, tan característicos del verano.

Frentes

Cuando
dos grandes masas de aire con temperaturas distintas y uniformes se
encuentran, se produce un choque que genera una variación brusca de la
humedad y de la temperatura. La línea de choque se llama "frente"


Se llama frente frio cuando el aire frio avanza hacia el caliente y frente cálido si
el aire caliente se abre paso hacia el frio. La zona alterada como
consecuencia del choque se llama ciclón, borrasca o depresión. Por el
contrario, la zona donde la atmósfera es más estable, con altas
presiones, se llama anticiclón.


Las
isobaras son las líneas que unen los puntos en que la presión
atmosférica al nivel del mar es la misma. Suelen expresarse en milibares
y son muy útiles para la predicción meteorológica. En ocasiones las
isobaras forman familias de curvas encerradas unas en otras alrededor de
una región donde la presión es más alta o más baja que en los puntos de
su alrededor. En el primer caso constituye un anticiclón y en el
segundo un ciclón.


Se llama sistema frontal a un par de frentes, el primero cálido y el segundo frío, que van con unidos a una depresión o borrasca.
Borrascas y anticiclones

Una
borrasca o ciclón es una zona de baja presión atmosférica rodeada por
un sistema de vientos que en el hemisferio norte se mueven en sentido
opuesto a las agujas del reloj, y en sentido contrario en el hemisferio
sur. El término ciclón se ha utilizado con un sentido más amplio
aplicándolo a las tormentas y perturbaciones que acompañan a estos
sistemas de baja presión, en particular a los violentos huracanes
tropicales y a los tifones, centrados en zonas de presión
extraordinariamente baja.


Un
anticiclón es una zona donde la presión atmosférica es más alta que en
las zonas circundantes. Las isobaras suelen estar muy separadas,
mostrando la presencia de vientos suaves que llegan a desaparecer en las
proximidades del centro.


El
aire se mueve en la dirección de las agujas del reloj en el hemisferio
Norte y en sentido contrario en el hemisferio Sur. El movimiento del
aire en los anticiclones se caracteriza por los fenómenos de
convergencia en los niveles superiores y divergencia en los inferiores.
El aire que baja se va secando y calentando, por lo que trae consigo
estabilidad y buen tiempo, con escasa probabilidad de lluvia. En
invierno, sin embargo, el aire que desciende puede atrapar nieblas y
elementos contaminantes bajo una inversión térmica y llegar a formar el
denominado "smog"