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domingo, 17 de marzo de 2013

La marcha y la brújula sobre el terreno, ampliando lo ya mencionado

En el foro se han colgado en varias ocasiones unas guías de cómo orientarse y usar la brújula sobre el terreno; estas guías son muy útiles y sientan una base sólida para pasar a la acción, pero hay algunos detalles que no mencionan con la amplitud adecuada, y son cruciales a la hora de desempeñarse con precisión en el monte.

La cartografía actual es muy exacta y da buenos hitos de referencia con los que jalonar las travesías, hay un problema endémico a nivel de caminos y casas (debido a que con los años y diferentes abandonos/ampliaciones de sendas y poblados se quedan desactualizadas las bases cartográficas) pero en lo relativo a la morfología terrestre son formidables. Siempre priorizad hitos morfológocos como puntos referenciales.

El problema de traspasar al terreno lo aprendido sobre el papel, es que mucha gente no se familiariza con las escalas y distancias, o con la adaptación de la imágen facilitada por las curvas de nivel sobre el monte que describen. En realidad, y a título personal, las cosas son más sencillas de lo que parecen pero por alguna razón que escapa a mi entendimiento, la gente tiende a pensar que lo complejo es mejor...

En este tema un fallo muy común en principiantes es trazar rumbos de largo recorrido "a tiro fijo"; lo jodido de hacer esto es que una referencia lejana tomada desde un punto que permita verla claramente, se hace invisible cuando uno entra a una arboleda o simplemente baja de nivel, y encuentra cambios de altitud previos a su marca de ruta.

Para evitar este problema, lo mejor es fraccionar la travesía en "puntos de control de ruta" que se concatenan entre sí. Nunca se sabe cuando va a rodearte la niebla dejándote a ciegas, y es conveniente tener "etapas" fijadas a lo largo del recorrido para poder llevar un control conveniente de en qué tramo del recorrido estas en cada momento. Esto nos permite recular a un punto conocido en caso de ser necesario, corregir la deriva con un márgen muy estrecho de error o directamente trazar un rumbo de emergencia hacia algun punto seguro en caso de dificultades.

Para poder realizar esto, hay que familiarizarse con el uso de mapas y desarrollar la habilidad natural de "alzar el mapa" mentalmente, de manera que uno vea el mapa y usando las curvas de nivel pueda tridimensionar los volúmenes del terreno, "viendo" en pequeñito la forma de las montañas. Si esto se domina, uno puede hacer extrapolaciones visuales de cómo vas a ver la forma del monte según vayas moviéndote por el y cambiando la perspectiva de visión. Es decir: Si ves un monte muy picudo desde un angulo que permita observarlo en perfecto perfil, a medida que te acerques tu punto de visión varía y su forma cambiará segun el horizonte de tu visión.

Si vas describiendo un recorrido que rodea un punto de referencia maestro, como un monte muy notable que sea un vértice geodésico de primer órden, fijarse en la cara que presenta mientras se camina en torno a el, para tener en cuenta el aspecto que veremos desde diferentes tramos de neustro recorrido. Algo muy útil tambien, es ir anotando en un "cuaderno de bitácora" los puntos alcanzados, dejados atrás y aún por alcanzar, e
irse fijando en cuantas veces bajas o subes para poder mantener un control de situación en circunstancias de visibilidad pobre.

Esto, con buena visibilidad puede hacerse con gran precisión triangulando la posición propia con una brújula con espejo, siempre que se identifiquen en el mapa las formas del terreno en el que nos movemos; para ello, apuntamos al punto de referencia sobre el terreno con la brújula ayudándonos del espejo, y fijamos su rumbo en grados.

Repetimos la operación dos veces más intentando que los puntos que tomamos como referencias esten lo más separados posibles entre si; luego sobre el mapa, tomamos de partida estos puntos y trazamos una línea desde ellos con un valor reverso al que anotamos hacia ellos. Las líneas se cruzaran y nos daran un triangulo, en cuyo centro estaremos nosotros con bastante exactitud.

La precisión de este cálculo depende de varios factores: Un ajuste declinatorio y de convergencia de cuadrícula correcto, un pulso firme para tomar las medidas de los puntos de marcaje y una cierta práctica para reconocer en el mapa sin equivocación lo que vemos de viva vista.